domingo, febrero 08, 2009

Esa noche



Estaba el sol teñido de silencios
cuando en una noche despertó tu ausencia.
Y amanecí con el beso adormecido,
una tibieza recorrió mi rostro
que no quiso saberse, ni saberte
en la saudade que arremolina el alma.
Soy el resquicio de tu sombra inmutable,
tal vez la impotencia o la flor perenne
que no quiere marchitarse, ni hoy
ni más nunca…
Quiero traducir el lenguaje de un gesto
que me dejó asombrada entre los ritmos
y sonidos, en una danza que quiso ser
y huyó.
Voltear la cabeza y no mirar
es el comienzo de un final.
El gesto del inconciente
que como dardo hirió a la noche
donde era yo protagonista en una obra
sin comienzo, sin tres actos, sin final.
Y busqué tu rostro y no encontré
más que el desvelo de mi piel erizada
y una mueca de tristeza atravesando
mis pensamientos perdidos.


Antonietta Valentina

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Deja tu huella