miércoles, febrero 23, 2011

Desde el cenit, hasta el descenso de la luna ...





Y fue anoche
que bebí de tus labios
los versos seductores de tu boca sedienta.
Y fue el momento sublime
en que ardí en tus labios de fuego
y en tus muslos recorrí senderos nuevos.
Y bebí de tu savia dulcificada
tan dulce como el cielo.
Como néctar de los ángeles
te bebí etéreo, mío.
Y fue ayer que entre ola y ola de deseo
hicimos carne y sudor, realidades
y fluidos de amor.
Refulgentes nos hicimos pronombre posesivo.
Incipientes, nos hicimos verbo y nos conjugamos.
Abrazados nos hicimos de adjetivos...
y poseímos el mar, con sus oleadas insondables
el cielo, con su lejanía palpitante
el universo, con su interminable apogeo.
Entre las sombras de anoche
fuimos luz, carne y estallido placentero
desde el cenit, hasta el descenso de la luna
en su trayecto.

Antonietta Valentina
2011